lunes, 10 de agosto de 2020

Trabajo Práctico N° 3 - Polémicas sobre la Lengua - Iniciación a la argumentación

Estimados estudiantes: inicio esta segunda etapa del año, presentando este, mi 3° práctico. Este se suma a los dos anteriores que están en la página del colegio y que sólo presentaron 2 alumnos. 

Es un año difícil y lo ha sido más ya que no hemos podido encontrarnos en la primera parte del año. No tuve la oportunidad de conocer en persona al grupo de clase y recién ahora, estoy incorporada al wapsap del aula. 
Trataremos - Uds y yo - lograr desarrollar algunas competencias relacionadas con el área -Lengua y Literatura - a través de este Blog y de la reposición de materiales que dejaré de manera física en la Librería Ositos, para quienes no pueden conectarse. 
El soporte no necesita de la conexión permanente a Internet, pueden acceder y bajar los contenidos, imprimirlos, capturarlos en pantalla -de la net o notbook  o bien celular - 
Los trabajos que he ofrecido, son de fácil acceso, pueden consultar dudas por wapsap o mail y entregar físico en el colegio los trabajos. También los pueden enviar a mi mail y los devolveré corregidos. Lo importante, es "hacer" "ensayar" y no perder la práctica en contenidos y prácticas de lectura y escritura - siempre útiles para todo tipo de adquisición de saberes. 

Los animo a no perder el horizonte de estudiar aún en el contexto que nos toca vivir... En esta ocasión vamos a presentarles tres polémicas sobre la lengua. ¿Por qué hablamos de polémicas? Porque son temas controversiales, que se prestan a discusión. Y en el terreno de la lengua, como en casi todos los temas, nadie tiene la última palabra: hay distintas posiciones, y diferentes defensas y argumentos dentro esas posiciones. Por cada una de las polémicas vamos a presentarles fragmentos de algunos textos periodísticos a partir de los cuales se desarrollan las consignas.

Primera polémica: ¿castellano o español?

Como ya dijimos en la clase anterior, hablar de “lengua española” o de “idioma español” deja de lado un hecho muy notable: en España, la lengua oficial de mayor alcance es la lengua de una región, Castilla. Se impone como lengua de todo el país a partir de la unificación política llevada adelante por los reyes de Aragón y Castilla en 1492. Estos monarcas entendieron que la unidad política del reino necesitaba también de una lengua única, que actuara como un elemento de cohesión. Para ello, se invisibilizaron las otras lenguas que se hablaban (y que aún se hablan) en el territorio: catalán, vasco o euskera, gallego...

La utilización o imposición de una lengua, entonces, tiene efectos y propósitos políticos, no solo culturales o comunicativos. Eso ocurrió en España pero también en América cuando los conquistadores, imponiendo la lengua del país dominante, desconocieron las lenguas locales y, como consecuencia, las identidades locales. Borrar una lengua, invisibilizarla, es no dar entidad a un patrimonio cultural y a una historia, hacer de cuenta que no existe o que no vale la pena recordar su existencia.

Por esto, a pesar de que algunos piensan que la discusión está terminada y ambos términos son sinónimos, hay dos posturas diferentes: la de quienes consideran que español es un término adecuado para nuestra lengua y la de quienes sostienen que el término castellano es más apropiado, en cuanto que permite ver ese propósito de unidad al imponer sobre los hablantes de otras lenguas el idioma de una región en particular.

A propósito de este tema, les proponemos la lectura de algunos fragmentos que tratan sobre esta problemática. Todos ellos se vinculan con un evento que tuvo lugar el año pasado en Córdoba, el VIII Congreso Internacional de la Lengua , donde volvieron a reavivarse la polémica sobre cómo denominar el idioma que hablamos.  

¿Español o castellano? El último debate del Congreso de la Lengua

 El debate sobre si la palabra para denominar el idioma que hablan actualmente más de 450 millones de personas es “español” o “castellano” fue uno de los que centraron la última jornada del Congreso de la Lengua Española que acabó este fin de semana en la ciudad argentina de Córdoba. La polémica surgió en la mesa redonda “Corrección política y lengua”, que coordinó el periodista y escritor Álex Grijelmo y en la que participaron el académico de la RAE Pedro Álvarez de Miranda, el escritor mexicano Jorge Volpi, la lingüista argentina Ivonne Bordelois y el poeta y traductor argentino Jorge Fondebrider.

Fondebrider abrió fuego preguntando por qué se llama “español” en vez de “castellano”, y sostuvo que al denominarlo así se dejan fuera otras lenguas. “Es el problema de la política que se filtra en el campo de la lengua”, recalcó. “Yo no hablo español sino una variante del castellano, el rioplatense”, señaló [...]. También cargó contra la práctica del Diccionario de la lengua [de la Real Academia Española] de calificar muchos términos de “americanismos”, y en cambio no se especifican los “españolismos”. “Muchas de las palabras del Diccionario indican argentinismos, pero nunca españolismos, como si lo que se hablara fuera de España estuviera fuera de la norma.”

Fuente: nota publicada en el diario catalán El Periódico, 31 de marzo de 2019



 

En Latinoamérica, ¿español o castellano?

 La controversia sobre los vocablos “español” o “castellano” en función de su origen [...] estaría zanjada desde que en 2005 la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española establecieron que ambos nombres son equivalentes. Pero, lejos de estar superada, la cuestión es compleja y otras opiniones abogan por un debate extralingüístico. En el siglo VIII, luego de la invasión musulmana a la península ibérica, nacen los reinos cristianos y surge –entre otras– la lengua románica castellana [...]. El “castellano” nace en Castilla y desde el siglo IX se impone en la península mediante confluencias dinásticas.

 A fines del siglo XI, comienza una asimilación lingüística que resulta en una lengua común, el “español” [...]. En España, el término “español” se usa en contraposición a lenguas extranjeras, y el término “castellano” en relación con otras lenguas españolas.

Sin embargo, diversas administraciones territoriales de España utilizan otros idiomas (catalán, euskera, gallego, etcétera) en documentos y medios de comunicación oficiales, aceptándose el español como idioma secundario.

 Es durante las dictaduras de Miguel Primo de Rivera y de Francisco Franco cuando se produce un reforzamiento del idioma español para evitar la expansión de otras lenguas peninsulares, rescatando su identificación con la idea de perdurabilidad de la patria. En la actualidad, el español, idioma oficial de España y de otros veinte países, es hablado por más de quinientos millones de personas, lo que lo convierte en la segunda lengua del planeta después del chino, y la tercera lengua más utilizada en los medios de comunicación.

Aunque la lingüística acepte los términos “español” y “castellano” como sinónimos, en Iberoamérica existen razones históricas, políticas, tradicionales y culturales que apoyan el uso preferente del término “castellano” para designar su lengua, con diferentes matices entre sus distintas subculturas.

De manera similar al Reino Unido, en Estados Unidos, Australia y otras excolonias el idioma se denomina “inglés” y no “británico” o “reinounidense”, ya que en el Reino Unido también se habla irlandés, galés y otras lenguas, además de la originada en Inglaterra.

 Si bien para la Academia Argentina de Letras las denominaciones “castellano” y “español” son equivalentes, no se debería desconocer que el español hablado por 47 millones de habitantes en España contrasta claramente con más de 410 millones de iberoamericanos que hablan castellano en Latinoamérica [...].

Fuente: nota de Roberto A. Rovasio publicada en el diario cordobés La Voz, 22 de marzo de 2019.




Segunda Polémica 
¿Los jóvenes hablan mal?
 

Adriana Valdés: directora de la Academia Chilena de la Lengua [...]

En cuanto al uso del lenguaje de la juventud, Valdés se mostró disconforme con “la letanía, que siempre se repite, de que los jóvenes hablan mal”.

“Los jóvenes tienen maneras muy coloquiales de tratarse que son perfectamente normales y la Academia las acoge en el diccionario, pero entre paréntesis especifica que son de uso popular o vulgar, aunque nadie lea esa parte”, concretó. “Antes se pensaba que solo la gente culta hablaba bien, pero hay estratos populares que hablan muy bien. Lo importante es que las personas entiendan que deben dominar varios registros del habla”, agregó. La única “preocupación” que Valdés mostró respecto a la lengua es el uso de “muy pocas palabras”.

“La limitación del vocabulario limita el pensamiento. También es cierto que ahora los jóvenes no solo piensan en palabras sino también en imágenes. Pero el lenguaje humano es irreemplazable y, mientras más capacidades tengamos para expresarnos bien, pensaremos mejor”, aseguró.

Fuente: nota de Patricia López Rosell publicada en el diario catalán La Vanguardia, 8 de enero de 2019.


Jóvenes

Pintó la parca”, “Te quiero banda”, “Ya pegué laburo”, “¡Alto peinado!”, “¡Zarpada remera, chabón!”, “Corte que no le conté”, son frases que “delatan” la edad de los hablantes. Es que la edad es un factor que influye en el modo en que hablamos, igual que el nivel de instrucción, la clase social o el país, la provincia, la ciudad (¡hasta el barrio!) del que provenimos. Un lugar común instalado en la sociedad reza que los jóvenes “hablan mal”. Lo repite, una y otra vez, un personaje de Peter Capusotto y sus videos: Juan Estrasnoy, funcionario del Ministerio de Educación enfurecido con las “aberraciones” del lenguaje juvenil [...]. Los estudiosos de los aspectos sociales de la lengua afirman que, en todo el mundo, las peculiaridades del habla de los jóvenes resultan de su carácter de grupo social innovador, que puede desencadenar cambios lingüísticos. Ese carácter innovador llevó a las elites argentinas de comienzos del siglo XX a catalogar a los jóvenes como “amenazas” para la “pureza” de la lengua, un prejuicio lingüístico que se reproduce irreflexivamente desde entonces.

Fuente: nota de Laura Kornfeld publicada en el boletín Noticias UNGS, Nº 57, diciembre de 2013.


Actividad 1

1. ¿Cuáles son las razones por las cuales el poeta y traductor Jorge Fondebrider considera que debe decirse “castellano” y no “español”?

2. ¿Podrían explicar, a partir de los dos textos, qué relación hay entre los hechos históricos y políticos y la lengua española?

3. ¿Por qué, en la opinión de Jorge Fondebrider, el hecho de que el diccionario indique “argentinismos” o “americanismos” implica una valoración negativa del castellano que se habla fuera de España?

4. Expliquen la comparación que hace el autor de la segunda nota, Roberto A. Rovasio, entre España, Reino Unido y sus correspondientes lenguas.

Actividad 2

1. ¿Cuál es, para Adriana Valdés, el verdadero problema en el uso de la lengua?

 2. ¿Qué argumentos usa la académica chilena para combatir la idea de que los jóvenes “hablan mal”? ¿Por qué les parece que usa el término “letanía” para referirse a la expresión de esa idea?

3. El planteo de Laura Kornfeld califica a los jóvenes como un “grupo innovador”, que puede incidir en los cambios en la lengua. ¿Acuerdan ustedes con esta opinión? Les pedimos que argumenten su respuesta, exponiendo por qué razones están o no de acuerdo con esa idea.

Tercera polémica: el lenguaje inclusivo

En el idioma español, el uso del masculino como genérico (diciendo, por ejemplo, “los estudiantes” para referirse a varones y mujeres) ha despertado la polémica. Algunos sectores consideran que su utilización contribuye a perpetuar las discriminaciones de género. Tanto los grupos feministas como el movimiento LGBTQI+ (lesbianas, gays, bisexuales, travestis, queer, intersex y diversidades) proponen el uso de alternativas para visibilizar a quienes no se sienten incluidos en el masculino: desde el uso de la arroba (tod@s) hasta la x (todxs) o la e (todes). Se trata de una búsqueda de alternativas inclusivas o no sexuadas.

Todes les diputades: el lenguaje inclusivo avanza entre los jóvenes y genera polémica

“Todes”, “nosotres”, “les” y “diputades”. Cada vez más adolescentes usan el llamado “lenguaje inclusivo”. Empezó en ciertos núcleos, como el de la vicepresidenta del centro de estudiantes del Carlos Pellegrini, que habló así ante las cámaras de TN [...]. Pero la tendencia ya se expandió: muchos chicos lo usan a diario, en sus casas o en la escuela. ¿Le declararon una guerra a la letra “O”?

“No es algo propio de la lengua de los adolescentes. Es el resultado de un proceso social de lucha por la igualdad de los derechos entre el hombre y la mujer. Los adolescentes son una comunidad muy activa en el compromiso que asumen en distintas causas. Por eso, son uno de los grupos que más lo incorpora”, dice a Clarín Santiago Kalinowski, director del Departamento de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas de la Academia Argentina de Letras.

Los chicos usan palabras como “algunes”, por algunos o algunas; “diputades”, por diputadas o diputados; “les padres y madres”, por los padres y las madres; y “les estudiantes”, por las estudiantes y los estudiantes.

 Hay casos que son, por defecto, más inclusivos. Como “periodista”, válida para hombres y mujeres. Entonces quedaría la letra “a”, no se reemplazaría por una “e”, pero al hablar en plural podríamos decir “les periodistas”.

Otros casos son especialmente complicados. ¿Cómo decir “lectores” o “dominadores”? Para esas situaciones se ensayó una solución más extravagante, que fue poner la “e” en la vocal anterior. Quedó “lecteres” y “dominaderes”. “Es obvio que es un problema. El tema de la ingeniería de morfemas es muy difícil”, acota Kalinowski.

¿Por qué llegamos a esto? “Se prestó especial atención al hecho de que el español tiene un masculino genérico. Quiere decir que el género masculino cumple dos funciones y el femenino solo una. Entonces, se llegó rápidamente a la conclusión de que eso era un rasgo machista que invisibilizaba a la mujer. Y se propusieron varias formas para intervenir la lengua”, explica el lingüista [...].

 “Lo celebramos, y además sería algo interesante para analizar. Es una forma de neutralizar el lenguaje para hablar de todos”, opina Nadia Ferrari, del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA). Festeja en especial que lo usen los adolescentes, porque “estos chicos son el futuro”. “Si algo no se nombra, no existe. El masculino incorpora a todos. Cuando un texto dice ‘todos los diputados’ está escondiendo a las funcionarias mujeres. Están invisibilizadas”, ejemplifica Ferrari. Agrega que el lenguaje se construye socialmente y sugiere que “tal vez podríamos empezar a incorporar estas nuevas palabras” [...]. 

Fuente: nota de Vanesa López publicada en el diario Clarín, 12 de junio de 2018.

Actividad 3

1. Según se explica en esta nota, ¿con qué propósito se comienza a utilizar el lenguaje inclusivo?

2. ¿Por qué motivos las y los adolescentes han sido quienes más rápidamente lo incorporaron?

3. Cómo lectoras y lectores de esta nota, ¿qué respuesta darían ustedes a la pregunta que en ella se formula? (“¿Le declararon la guerra a la letra ‘O’?”)

Actividad 4

Como cierre, después de las lecturas, vamos a pedirles que elijan una de las polémicas y planteen su opinión al respecto. Sigan para eso los pasos que enumeramos a continuación:

 • Escriban su opinión sobre el tema que hayan elegido. Háganlo con una oración breve y clara (por ejemplo: “los jóvenes usan correctamente la lengua” o “el idioma que hablamos es castellano”).

• Anoten los argumentos o razones con los que ustedes defenderían esa idea (por ejemplo: “porque no hay ninguna evidencia para pensar que los jóvenes hablan peor que muchos adultos” o “porque en España hay muchas otras lenguas además del español”).

 • Con la opinión que enunciaron y los argumentos, armen un texto breve en el que expresen su posición sobre el tema elegido.

Nota: el escrito que armen, debe constar de coherencia y cohesión; vale decir que deben utilizar párrafos para organizar el escrito. También harán uso de los signos de puntuación y los recursos de cohesión para evitar repeticiones innecesarias. Deberán extender el escrito a lo largo de una carilla como mínimo y carilla y media como máximo.

Finalmente colocar un título al resultante, acorde al tema y las cláusulas que tuvieron en cuenta como argumentos previos que escribieron al iniciar la Actividad 4.

 


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