Con la identidad a flor de piel
En el año 1991 se encontró, dentro de un glaciar, una momia
neolítica que tenía la espalda tatuada. Puede decirse, entonces, que el tatuaje
es tan antiguo como el hombre mismo. Sin
embargo, no todas las culturas lo utilizaron con el mismo fin. En su
origen, el tatuaje indicaba qué clase de función desempeñaba determinada
persona y su importancia estaba dada por el rango que ocupaba ese individuo en
su sociedad. Siglos después, los
marinos se tatuaban el nombre de la embarcación a la que pertenecían como
tripulantes, para que los identificaran en el caso de que sus cuerpos fueran
encontrados flotando en el mar. En la
actualidad, muchos adolescentes y jóvenes tienen tatuajes y, lo que antes
se consideraba propiedad de marineros o prisioneros, es visto como una forma de
“decorar” el cuerpo, con un alto grado de aceptación. El tatuaje se ha
convertido en una expresión cultural por medio de la cual los individuos se
manifiestan, resaltan el cuerpo y reafirman su identidad. Está asociado a la
adolescencia, aunque no se circunscribe
a esta etapa de la vida, ya que es
utilizado también por adultos. Ante la pregunta: ¿Por qué la gente se tatúa?;
en general, existen, desde la psicología, dos explicaciones posibles, una relacionada con la búsqueda de la
identidad y otra, con las distintas
pérdidas que sufren las personas. El tatuaje juega un papel importante para el
joven, ya que implica un nuevo
sentimiento de identidad. Algo así como si dijera: “éste soy yo, mírenme”. En
algunos grupos, el acto de tatuarse funciona muchas veces como rito de
iniciación o señal de pertenencia a
ciertas “tribus” en edades claves de la adolescencia (sean los 15, los 18 o los
21 años), momentos especiales en la búsqueda de la propia identidad. Los
tatuajes son, en todos los casos,
expresión del psiquismo individual: muchas veces representan intentos de
reparar algún aspecto que se considera faltante, para compensar situaciones de
pérdida (de un ser querido, de ideales o de aspiraciones no cumplidas) o para
expresar afectos y deseos de perdurabilidad.
Dr. Elías Norberto
Abdala Revista “Viva”, adaptación, 18/01/09
Texto para practicar recursos cohesivos
1.- Leé y observá cómo está organizada la información en este texto.
Separá en párrafos la información qué presenta.
2.- Cuando hayas separado, coloca una idea que sintetice lo que
expresa ese párrafo (pista: son 8)
3.- La palabra que más se repite es tatuaje…¿qué recursos usarías para
evitarlos? Mostrá cómo lo harías-
4.- Identificá ejemplos de cohesión léxica en el texto.
5.- Lo marcado en negrita son conectores o frases que operan como
conectores…clasificálos según el tipo de relación que establecen.
6.- Finalmente aplicá las macroreglas y procurá que te quede un texto
de unos 10 o 12 renglones. Cuidá de no
perder la información necesaria.
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