domingo, 8 de mayo de 2016

Descripción y narración - Técnicas complementarias

El reloj y las costumbres
U. Eco y G. B. Zorzoli en: Historia ilustrada de los inventos, Buenos Aires, Compañía General Fabril Editora, 1962.

Símbolo del transcurso del tiempo, instrumento de medición, objeto de decoración doméstica, monumento ciudadano, chuchería portátil, el reloj no podía evitar las temporadas de la moda y los fastos de una iconografía riquísima. En las simbolizaciones medievales lo encontramos como insignia de la prudencia, la temperancia o la sabiduría, símbolo de ponderación, de exactitud y conocimiento. Tiene forma circular y se relaciona con las simbologías solares, con la idea geométrica de perfección, con las representaciones del macrocosmos. Pero el lento consumirse de las horas que él marca lo asocia con la idea de la muerte, de la cual se convierte en continua admonición. No es por azar que en los retratos de los grandes personajes, cuando la imagen intenta captar maticen interiores y traducir la vida profunda del alma del retratado, aparece el reloj, puesto sobre una mesa o colgado en la pared, para recordar que el tiempo nos invade en cada fibra y nos conduce, a humildes y grandes, hacia el fin. Pero con el nacimiento de los relojes portátiles, el pequeño instrumento se convierte en un pretexto para rebuscados trabajos de orfebrería.
El reloj asume las más variadas formar: huevo, disco, cruz, hexágono, dije y caja, medallón y pendiente. La búsqueda de dimensiones mínimas que hagan de la chuchería una obra maestra de paciencia facilita el nacimiento de la mecánica de precisión.
En 1542, por ejemplo, le fue obsequiado a Guidobaldo della Rovere un reloj de campana encastrado en el pomo de un bastón, y se cuenta que Enrique VIII de Inglaterra llevaba un reloj pequeñísimo al que debía darse cuerda solo cada ocho
días. Durante el reinado de los Valois, en Francia, se fabricaban relojitos de bolsillo en forma de almendra, coquilla y bellota, grabados, cincelados, y trabajados en metales preciosos; y a menudo la aguja, incrustada de minúsculas piedras,
era una obra maestra de orfebrería. En determinado momento, tales trabajos de alta artesanía favorecieron la constitución de corporaciones protegidas por los soberanos y regidas por reglas severísimas para que los secretos del oficio se conservaran inalterados a través de los años y dentro de un restringido círculo de especializados.
Junto a esta relojería de precisión, florece también la construcción de lujosos y complicados relojes de torre, entre los cuales quizás sea el más célebre el gran reloj astronómico de la catedral de Estrasburgo, de 1573, que aún funciona.
En una época circulaba la leyenda de que lo había construido Copérnico, y que, una vez cumplida la obra, las autoridades municipales habían cegado al sabio para impedirle que realizara una maravilla por el estilo para otras ciudades. Historia absolutamente falsa, porque Copérnico jamás visitó Alsacia y, sobre todo, jamás quedó ciego. En el centro figura una esfera móvil que cumple una rotación completa en 365 días; otros cuadrantes indican los días de la semana, los del mes, los signos zodiacales, las fases de la luna, la salida y el ocaso del sol. Cada hora, dos ángeles tocan una trompeta, se oye una campana y un gallo de metal bate las alas haciendo oír su canto. Otros elementos se mueven en varias formas.
El reloj se convierte en un signo de riqueza, una concesión al gusto corriente, un símbolo de bienestar y de refinamiento. Y por fin, se democratiza a causa de la necesidad de adaptarse a las exigencias de las diversas circunstancias cotidianas, de los juegos, de la guerra y del deporte, que estimulan ulteriores perfeccionamientos y lo convierten en un instrumento que con frecuencia, sacrifica el adorno a la “funcionalidad”. Pero en su interior, por más complejo que sea, mantiene su frialdad y su geométrica belleza, su elegancia hecha de abstracta lucidez.


Actividades
1.- El siguiente texto tiene 2 secuencias que presentan su contenido. Separa con corchetes cuáles representan al fenómeno narrativo y cuáles al descriptivo.
2.-  Identifica en cada párrafo la idea más sobresaliente en relación al tema.
3.- Extrae todas las opciones con que se menciona al objeto que se describe: el reloj.
4.- Subraya en el texto, todos los adjetivos y verbos que aparecen. Luego, clasifícalos según el criterio semántico y morfológico en el caso de los verbos. 
5.- Arma un nuevo artículo que sólo rescate el aspecto descriptivo del reloj que aquí se muestra. Luego colocále un nuevo título.



*iconografía: representación gráfica que se convierte en simbólica.

*admonición: amonestación, regaño.

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