El reloj y las costumbres
U. Eco y G.
B. Zorzoli en: Historia ilustrada de los inventos, Buenos Aires,
Compañía General Fabril Editora, 1962.
Símbolo del transcurso
del tiempo, instrumento de medición, objeto de decoración doméstica, monumento
ciudadano, chuchería portátil, el reloj no podía evitar las temporadas de la
moda y los fastos de una iconografía riquísima. En las simbolizaciones
medievales lo encontramos como insignia de la prudencia, la temperancia o la sabiduría,
símbolo de ponderación, de exactitud y conocimiento. Tiene forma circular y se
relaciona con las simbologías solares, con la idea geométrica de perfección,
con las representaciones del macrocosmos. Pero el lento consumirse de las horas
que él marca lo asocia con la idea de la muerte, de la cual se convierte en
continua admonición. No es por azar que en los retratos de los grandes
personajes, cuando la imagen intenta captar maticen interiores y traducir la
vida profunda del alma del retratado, aparece el reloj, puesto sobre una mesa o
colgado en la pared, para recordar que el tiempo nos invade en cada fibra y nos
conduce, a humildes y grandes, hacia el fin. Pero con el nacimiento de los
relojes portátiles, el pequeño instrumento se convierte en un pretexto para
rebuscados trabajos de orfebrería.
El reloj asume las más
variadas formar: huevo, disco, cruz, hexágono, dije y caja, medallón y
pendiente. La búsqueda de dimensiones mínimas que hagan de la chuchería una
obra maestra de paciencia facilita el nacimiento de la mecánica de precisión.
En 1542, por ejemplo,
le fue obsequiado a Guidobaldo della Rovere un reloj de campana encastrado en
el pomo de un bastón, y se cuenta que Enrique VIII de Inglaterra llevaba un
reloj pequeñísimo al que debía darse cuerda solo cada ocho
días. Durante el
reinado de los Valois, en Francia, se fabricaban relojitos de bolsillo en forma
de almendra, coquilla y bellota, grabados, cincelados, y trabajados en metales
preciosos; y a menudo la aguja, incrustada de minúsculas piedras,
era una obra maestra
de orfebrería. En determinado momento, tales trabajos de alta artesanía
favorecieron la constitución de corporaciones protegidas por los soberanos y
regidas por reglas severísimas para que los secretos del oficio se conservaran
inalterados a través de los años y dentro de un restringido círculo de
especializados.
Junto a esta relojería
de precisión, florece también la construcción de lujosos y complicados relojes
de torre, entre los cuales quizás sea el más célebre el gran reloj astronómico
de la catedral de Estrasburgo, de 1573, que aún funciona.
En una época circulaba
la leyenda de que lo había construido Copérnico, y que, una vez cumplida la
obra, las autoridades municipales habían cegado al sabio para impedirle que
realizara una maravilla por el estilo para otras ciudades. Historia absolutamente
falsa, porque Copérnico jamás visitó Alsacia y, sobre todo, jamás quedó ciego.
En el centro figura una esfera móvil que cumple una rotación completa en 365
días; otros cuadrantes indican los días de la semana, los del mes, los signos
zodiacales, las fases de la luna, la salida y el ocaso del sol. Cada hora, dos ángeles
tocan una trompeta, se oye una campana y un gallo de metal bate las alas
haciendo oír su canto. Otros elementos se mueven en varias formas.
El reloj se convierte
en un signo de riqueza, una concesión al gusto corriente, un símbolo de
bienestar y de refinamiento. Y por fin, se democratiza a causa de la necesidad
de adaptarse a las exigencias de las diversas circunstancias cotidianas, de los
juegos, de la guerra y del deporte, que estimulan ulteriores perfeccionamientos
y lo convierten en un instrumento que con frecuencia, sacrifica el adorno a la
“funcionalidad”. Pero en su interior, por más complejo que sea, mantiene su
frialdad y su geométrica belleza, su elegancia hecha de abstracta lucidez.
Actividades
1.- El siguiente texto
tiene 2 secuencias que presentan su contenido. Separa con corchetes cuáles
representan al fenómeno narrativo y cuáles al descriptivo.
2.- Identifica en cada párrafo la idea más
sobresaliente en relación al tema.
3.- Extrae todas las
opciones con que se menciona al objeto que se describe: el reloj.
4.- Subraya en el
texto, todos los adjetivos y verbos que aparecen. Luego, clasifícalos según el
criterio semántico y morfológico en el caso de los verbos.
5.- Arma un nuevo
artículo que sólo rescate el aspecto descriptivo del reloj que aquí se muestra.
Luego colocále un nuevo título.
*iconografía:
representación gráfica que se convierte en simbólica.
*admonición:
amonestación, regaño.
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